En vista de mis experiencias dentro y fuera del ambiente, creo que he llegado a ese solemne momento de la vida en el que uno se decide a ser un chulo. Pero no un chulo cualquiera, sino un chulo mierda.
Como yo siempre pienso en los demás, en mi actitud altruista y empática, os lo voy a explicar para que me entendáis, os sintáis identificados o, simple y llanamente, penséis que estoy desequilibrado. Todos hemos criticado a los típicos chulos que nos han hecho sufrir o se han llevado a nuestr@ amig@ al huerto con consecuencias que oscilan desde lo patético hasta lo tronchante. La realidad es que existe un punto en lo que se conoce como "palo" (cuando te dejan con la boca más abierta que una muñeca hinchable y con el corazón tan Chistes cortos que ríase Alejandro Sanz) en el que no podemos evitar querer ser como ellos, como esos tipos indestructibles que, por lo que parece, no tienen sangre en las venas sino horchata. Y al más puro estilo Escarlata O'Hara promulgas aquello de "A Dios pongo por testigo que jamás dejaré que me chuleen. A partir de Chistes buenos cortos voy a ser un cabrón, les voy a dar de su propia medicina".
¿Pero cómo narices se hace eso? Quiero decir, como todo en esta vida, decirlo es fácil, pero llevarlo a la práctica... especialmente si eres tonto por naturaleza (ejem, no quiero decir que yo lo sea, estoy hablando de mis amigos) y estás destinado a ser presa de continuas lamentaciones durante la noche antes de irte a dormir (otra opción es escribir en un blog para superarlo).
Con todos vosotros voy a compartir el gran secreto. El Chistes cortos que necesitamos desvelar para no sufrir más. Haciendo una aparatosa investigación, centrándome en la vida misma y tomando como referencia las experiencias de amig@s, conocid@s y hasta de los personajes de películas y series, mi equipo de trabajo (quiero decir, yo, yo y yo) hemos llegado a la conclusión de que existen una serie de reglas básicas para ser un chulo mierda de primera. Y, como soy sumamente generoso, voy a compartirlas con todos vosotr@s.
