sábado, 17 de mayo de 2014

Decoracion de uñas

Y es que últimamente nada sale bien. Las hojas de los arboles pierden su color y yo, sin embargo, no me resigno a perder mi forma, a recordar mi pasado, a aceptar mi futuro. Que palabra más fea. Resignación. Imagino que me parece tan fea porque no estoy acostumbrado a usarla o simplemente porque planteármela, en mi caso, es sentir la derrota.

No está mi alma para muchos trotes. Tal vez el invierno hiele por fin mis sentidos y construya un iglú cercando mi corazón. Benditos sentimientos, siempre serán mi asignatura pendiente, aunque espero que el profesor no me pille manía, porque muchas veces me lo gano a pulso.

Tengo ganas de volver a casa, aunque el panorama es desolador. Siempre pensé que el amor entre las personas mayores era tan fuerte que pensar en acabar la comedia romántica sería imposible, pero nada es imposible y la más tierna película de amor puede acabar siendo Decoracion de uñas.

Debo controlar mis hormonas. Tengo que estar en fase de desarrollo porque me acaban empujando a decir cosas que no se deben decir y mucho menos hacer. Desde luego esta afición mía por la visceralidad me va a causar muchos problemas pero, sin embargo, no puedo negar que vengo directamente del mono porque tengo unos instintos primarios que no hay quien los domine.
http://www.decoracionunas.org/
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Ultimamente salgo de marcha y no encuentro mi sitio. Tal vez sea que nunca hubo dicho sitio o simplemente que cambié y no me di cuenta. Pues oye, debo estar más atento porque un día de estos me miro en el espejo y me muero del susto. Así pues, nota mental, quitar los espejos de casa.

Siempre me ha gustado pensar en abstracto, sin forma, ni conexión, eso sí, nunca Decoracion de uñas acabar escribiendo en abstracto. Ultimamente me estoy planteando demasiadas cosas y no por exceso de tiempo libre, que también, sino porque mi perspectiva está destrozada. Me parece que ya es hora de que salga del jardín de infancia, dejar de esconderme debajo del pupitre, tomar decisiones y agitar mi vida. Es hora de que lo haga yo y no sea ella la que me agite a mí. Por cierto, tengo que matar a mi puñetera conciencia, porque es insoportable, todo el día mandando. Seguro que se aburre, la muy jodía, y por eso está siempre dando por saco.

lunes, 5 de mayo de 2014

Seguro que todos habeis oído esa bonita

Seguro que todos habeis oído esa bonita, romantiquísima y tierna historia sobre lo ciego que es el amor. ¿No? Bueno, la cuento por si hay algún rezagado que no la sepa o que no se acuerde muy bien.

Resulta que un maravilloso día decidieron reunirse todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Fíjate, todos los sentimientos juntos, aquello debía ser poco más que una crisis nerviosa o algo así. Todos juntos ahí haciendo presión. Y no creais que los cabrones estaban discutiendo cómo ponerse de acuerdo y hacernos la vida más fácil a los seres humanos. No. Los muy capullos se estaban aburriendo de lo lindo. Con la de cosas de las que podrían hablar, los pactos y alianzas que podrían establecer la tristeza, la alegría, la felicidad, la melancolía, la baja autoestima, la sorpresa, el dolor.... no sé, digo yo, podrían llegar a un acuerdo del tipo "Pues cuando aparezca la tristeza que no salga la melancolía" o "Cuando aparezca el aburrimiento que no salga a relucir la necesidad sexual" (algo que ahorraría muchos quebraderos de cabeza mañaneros a más de un@), o "Que la soledad nunca vaya acompañada de la falta de cariño". Pues no, los muy capullos se pusieron a jugar al escondite. Ea, con dos huevos. ¿Qué leches estarían pensando la ironía y el cinismo en esos precisos instantes? ¿O esos no son sentimientos humanos?

Pues dicen que la intriga levantó la ceja intrigada (fíjate, un sentimiento levantando la ceja en plena crisis nerviosa) y la curiosidad (que de esto nunca me falta a mí) preguntó que de qué leches iba el juego (es que mi curiosidad es un poco borde a veces). Y entonces la locura explicó que contaría hasta un millón (joder, en mis tiempos contábamos hasta diez o hasta veinte) y todos los sentimientos deberían esconderse. Luego ella los encontraría. Vamos, lo que se conoce normalmente como ese estado de ánimo que todos tenemos según el cual ocultamos cualquier sensación que pueda exteriorizarse en un intento de no volvernos majaretas porque en realidad estamos hipersensibles.